miércoles, 13 de abril de 2011

Alfonso Reyes. Pasado inmediato

Alfonso Reyes. Pasado inmediato

Reyes afirma tajantemente que la “revolución mexicana brotó de un impulso mucho más que de una idea. No fue planeada”. Ciertamente en su conformación, los grupo de intelectuales poco tuvieron que ver, a diferencia de las revoluciones rusa y la francesa, pues en ella “imperaba la circunstancia y no se columbraban los fines últimos”.
La revolución es respuesta de una sociedad progresista que buscó un cambio, la ruptura con el régimen era simplemente necesaria, aunque en el campo de las ideas “La inteligencia la acompaña, no la produce, a veces tan sólo la padece, mientras llegue el día que la ilumine”.
El ambiente estudiantil se pronunció por examinar por su cuenta aspectos que consideran de “urgente consideración” Reyes cree que ese ambiente claramente puede ser recordado con dos ejemplos, uno la Escuela Nacional Preparatoria que “sirve de común denominador en la base de todas las carreras liberales y es la única que abarca la doctrina educacional de la época”, y el otro es la Escuela Nacional de Jurisprudencia que Reyes define como “la punta aguda que se orientaba preferentemente a la vida pública”.
Los alumnos de la Escuela Nacional de Jurisprudencia, llamados tribunos por el hecho de haber representado para el régimen un bastión, de donde todo aquel que tuviera facilidad de palabra hacia méritos para escaños en el congreso, en medio de una opinión pública que “esperaba todo de los abogados”, tuvo afortunadamente a bien el encontrarse con el Congreso Nacional de Estudiantes en que “los alumnos de todas las profesiones manifestaban por primera vez de un modo evidente que todos se sentían llamados a entenderse con los deberes públicos”. Los juristas “oratorios” no pudieron realizarse en las barricadas, pues “La revolución dejó atrás, con celeridad de cataclismos, las audacias de los letrados. Muy pronto prescindió de ellos. Empujaba por fuerzas reales y no verbales, fue tallando a golpes su ideología, bien lejana de lo que habían imaginado sus primeros profetas”.
Según Juan Peña, en México el positivismo “se había convertido en rutina pedagógica y perdía crédito a nuestros ojos”. Los nuevos vientos que llegaban de Europa, imprimían valores que llevaron a un rompimiento con el sistema caduco que el régimen se empeñara en sostener. El espíritu cientificista de los educadores de generaciones anteriores, era rechazado por su demagogia oratoria.
El ambiente literario y cultural de la época, era antecedido por acontecimientos de muchos matices, como la efervescencia contra Washington por parte de los universitarios, hasta el rompimiento con el sistema. “Con Gutiérrez Nájera quedaban abiertos los nuevos rumbos; su órgano era la revista Azul. Heredera de sus timbres la revista Moderna popularizó entre nosotros los modos de la poesía post-revolucionaria. Los escritores que despuntan en la primera revista, florecen ya en la segunda”.
La revista Savia Moderna congrega a la nueva generación de escritores, artistas e intelectuales, la manifestación contra el intento de refundar la revista Azul. La sociedad de conferencias surgió del movimiento estudiantil que se levantó para que la revista Azul pudiera continuar su “sueño inviolado”. “Fundamos la sociedad de conferencias para tener trato directo con los públicos para hablar con ellos. El primer ciclo se dio en el casino de Santa María. En cada sesión había un conferenciante y un poeta. Así fue extendiéndose nuestra acción por los barrios burgueses. Hubo de todo: metafísica y educación, pintura y poesía. El éxito fue franco”.
Posteriormente Antonio Caso, en el segundo ciclo de conferencias, definió la actitud de la gente joven frente a las doctrinas oficiales. La fundación del Ateneo de la juventud, marcó el hito en la historia de la literatura nacional.
Comentarios: elliroforo@gmail.com

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